La salud y los estilos de vida que aprendemos y practicamos diariamente
Dr. Samuel Flores Huerta*
“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” dice el refrán, que aplica muy bien tratándose de la salud. La Organización Mundial de la Salud dice que salud “es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Sin embargo, hoy sabemos que la salud no es un estado que se alcanza y permanece, sino la búsqueda continua de los hábitos de vida que permitan a nuestro organismo funcionar bien.
Los humanos de hace miles de años, para comer, tenían que caminar grandes distancias y moverse de un lugar a otro buscando los alimentos. Pero antes de seguir adelante, es prudente señalar que el código genético del organismo humano es el de una máquina muy eficiente. Con poco alimento que ahora le llamaremos energía, nuestro organismo puede realizar muchas actividades, además, su diseño incluyó que todo sobrante energético se almacenara en moléculas de alto valor calórico que son los lípidos, los cuales se guardan en el tejido adiposo. Este tejido es un almacén de energía, al que se acude cuando hay escasez. Los primeros alimentos del hombre fueron vegetales y frutas, semillas de los bosques y alimentos de origen animal incluyendo los peces.
En su largo caminar observaron cómo se reproducen los animales mamíferos y cómo alimentan a sus críos, asimismo cómo las plantas en forma cíclica producen semillas de las cuales nacen nuevas plantas. Un buen día se cansó de caminar, se estableció en un lugar y puso en práctica lo que hoy conocemos como agricultura y ganadería; incorporó a su alimentación cereales y leguminosas, carne y leche.

Dejó de trasladarse de un sitio a otro, pero siguió activo trabajando intensamente en el cultivo de las plantas y en el cuidado de los animales. De esa época data nuestra maquinaria metabólica se diseñó para manejar los nutrientes de los alimentos naturales. Si por un momento nos remontamos a los tiempos en que el hombre comía y se ejercitaba trabajando como hemos dicho, es imposible imaginar personas con obesidad. Pero la civilización creada por el propio hombre ha cambiado muchas cosas. Tratándose de comer y ejercitarse, el cambio en los siglos recientes ha sido extremadamente acelerado. Muchos de los alimentos se procesaron y muchos de sus nutrimentos se industrializaron; la comercialización los puso en todas partes, desapareció la escasez y la producción estacional. En cuanto a la forma de alimentarnos aparecieron dos tendencias, una creciente, la de ingerir bebidas y alimentos industrializados (ultra procesados) densamente energéticos; la otra decreciente, la de consumir cada vez menos alimentos naturales, especialmente agua, frutas y verduras que son fuente de sustancias llamadas fitoquímicos (que son antiinflamatorias), fibra, vitaminas, minerales y de energía que se absorbe lentamente.
En este momento no se necesitan títulos universitarios para saber que, en todo el mundo, en unos lugares más que en otros, los humanos ingieren mayor cantidad de energía de que la que necesitan, esta energía procede de alimentos industrializados, en vez de que proceda de los alimentos naturales. En cuanto a la actividad física, el traslado, el trabajo y la recreación se realizan prácticamente en forma sedentaria, con muy poco esfuerzo físico. Con esto, todo el mundo padece una epidemia de lo que se llama Enfermedades No Comunicables que empieza cuando las personas niños y adultos desarrollan Sobrepeso y Obesidad, después desarrollan Síndrome Metabólico y finalmente aparecen las Enfermedades No Comunicables, como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, infartos del corazón y diversas formas de cánceres; son tantas las personas afectadas, que ninguna nación tiene el dinero suficiente para curarlas. En nuestro país estas enfermedades son la principal causa de muerte de las personas.
Hasta el momento actual no existe un medicamente milagroso que cure estas enfermedades, pero si sabemos que todo empezó cuando dejamos de comer en forma saludable y cuando dejamos de realizar ejercicio. Si bien nuestros genes no son modificables, nuestros hábitos que son aprendidos, si son modificables, por lo tanto, como personas, como familia mucho podemos hacer para prevenir la obesidad. Y lo primero que hay que hacer, es informarnos cómo aprender a cuidar nuestra salud y enseñar a nuestros hijos a cuidarla, con énfasis en alimentarnos y ejercitarnos en forma saludable. No olvidar que nuestros hijos aprenden de nosotros los adultos tanto los hábitos saludables y también los no saludables.
Y en cuanto a ejercicio, el hombre ya no deambula, permanece sentado frente a una pantalla muchas horas al día. Tenemos que entender que ahora vivimos en un ambiente que favorece el desarrollo de la obesidad y sufrimos enfermedades crónicas, costosas, que ocasionan mucho sufrimiento, las cuales se originan en esta afección llamada obesidad.
De las 24 horas, sólo pedimos que dediques a tu cuerpo y al cuerpo de los niños 30 min/día entre semana y una hora el fin de semana.
Como ves, es posible cuidar nuestra salud y también es posible enseñar con el ejemplo a nuestros hijos a que aprendan a cuidar la suya, para no lamentarse de nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.

Actividades sugeridas:
- Haz una lista de las personas de tu familia que sepas que padecen alguna de las siguientes enfermedades:
● Tienen obesidad:
● Sufren diabetes mellitus tipo 2:
● Sufren de aumento de la presión arterial:
● Han enfermado del corazón:
- La próxima vez que se compren alimentos, hacer una lista que empiece por anotar:
● Verduras de hoja verde y hortalizas, en cantidad suficiente para preparar en la semana, ensaladas, o bien para cocinarlas al vapor, para prepararlas como una guarnición para acompañar el patillo principal. No olvidar lavarlas y desinfectarlas, esto muy importante.
● Frutas de temporada. Igualmente hay que lavarlas para comerlas limpias pero completas.
● No olvidar comprar granos como cereales y leguminosas. Es decir, frijol, haba, alverjón, garbanzo, lentejas. Arroz entre otros alimentos.
● De los alimentos de origen animal, anota la leche y el huevo, la carne de pollo o res, el pescado es importante. Limita la compra de embutidos.
● Si compras alimentos industrializados que abundan ahora en los supermercados, fíjate en nota de advertencia que tienen para la salud, puede decir que tienen exceso de grasas o de azúcares o de sodio o de otras sustancias nocivas. Y si hay exceso de algo riesgoso, piensa si realmente lo necesitas.
● No anotes en tu lista bebidas endulzadas llamadas refrescos ni tampoco agua embotellada.
- Tomar agua es importante, el agua de la llave es potable, pero para mayor seguridad hierve el agua y ponla en un recipiente para que no falte en la mesa.
- Busca cerca de donde vives un lugar para que tú y tu familia hagan ejercicio:
● Entre semana que los niños corran, jueguen al menos 30 minutos cada día. Puede suceder que no hay cerca de casa un parque, pues brinca y corre en un patio, sube y baja escaleras, pero no te quedes sentado.
● En el fin de semana que sus hijos corran y jueguen al menos 1 hora o más de cada día.
Referencias:
-
Organización Mundial de la Salud. Alimentación Sana. 2018. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet
-
American Academy of Pediatrics. Cómo elegir alimentos saludables. In HelathyChildren.org. https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/gradeschool/nutrition/Paginas/Making-Healthy-Food-Choices.aspx
*Samuel Flores Huerta, es médico pediatra, nutriólogo; fundó el Departamento de Investigación en Salud Comunitaria del Hospital Infantil de México Federico Gómez. Actualmente se encuentra retirado.